Para recordarla, voy a dejar este texto suyo y la actividad que mi hija (Blanca) realizó para su clase de 1º de primaria.
"Un paisaje que tenga de todo,
se dibuja de este modo:
Unas montañas,
un pino,
arriba el sol,
abajo un camino,
una vaca,
un campesino,
unas flores,
un molino,
la gallina y un conejo,
y cerca un lago como un espejo.
Ahora pon tú los colores:
la montaña de marrón,
el astro sol amarillo,
el pino verde
el lago azul
-porque es espejo del cielo como tú-
la vaca de color de vaca,
de color gris el conejo,
las flores...
como tú quieras las flores,
de tu caja de pinturas,
¡usa todos los colores!"
se dibuja de este modo:
Unas montañas,
un pino,
arriba el sol,
abajo un camino,
una vaca,
un campesino,
unas flores,
un molino,
la gallina y un conejo,
y cerca un lago como un espejo.
Ahora pon tú los colores:
la montaña de marrón,
el astro sol amarillo,
el pino verde
el lago azul
-porque es espejo del cielo como tú-
la vaca de color de vaca,
de color gris el conejo,
las flores...
como tú quieras las flores,
de tu caja de pinturas,
¡usa todos los colores!"
2 comentarios:
¡Huy, huy, huy! Creo que me estoy haciendo mayor. Y es que me ha encantado este poema al lado de los colores chillones del dibujo de Blanca... Me explico:
Cuando yo era joven (y seguramente pretenciosa) no me gustaba nada Gloria Fuertes. Pensaba que era fácil, elemental y pesada. Sin embargo, ahora que, de repente, se me presenta este poema, me parece que así, así son las cosas o, mejor, que así deberían ser: de bordes nítidos, simples, contundentes, veraces, importantes. Y que sólo esas cosas, las que reúnen tales condiciones deberían ser TODO, nada más... Como en el poema de Gloria, como en el dibujo puro de Blanca.
Al contrario de Isabel, Gloria Fuertes me acompañó muy pronto en mi viaje por la lectura. Pero solo, adulta ya, cobré conciencia de la belleza de sus palabras porque se me presentó como una crónica de lo cotidiano, sin retoricismos y con una verdad desnuda y descarnada, en ocasiones.
En mi adolescencia y juventud amé con sus versos y me afilié a la defensa de la paz con sus cuentos y poemas. Más tarde reí con las imitaciones que humoristas como Martes y 13 hicieron de ella, y lloré cuando supe de su muerte.
Conservo en mi pequeña biblioteca algunos cuentos ilustrados para niños y su poesía completa. No han perdido el poder de emocionarme. De vez en cuando, me regalo una de sus retahilas y parece que me coso un poco los rotos que me asoman en el alma.
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